Boniface y el Rey de Ruanda (Rey Negro) / Páginas arrancadas del diario de P.



ISBN: 84-605-6813-X

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Rey Negro parte de un hecho real: el exilio del rey de Ruanda y su amarga peripecia en una sociedad civilizada y, naturalmente canalla. El autor parte, pues, de lo empírico para volar hacia situaciones imaginarias, pero siempre aferradas a la desgarradora realidad. Kigali, destronado, arrojado a los bajos fondos, no deja de comportarse, dentro de su miseria, con la dignidad que corresponde a su alto rango. Junto a él, Boniface, fiel secretario que continúa a su servicio. Esta contradicción entre el majestuoso pasado y el deplorable presente propicia un permanente juego de ironías, guiños, humro sutil. Nada perdura en la aventura humana, parece advertirse, salvo ética, la honradez. Kigali, guiado por una sólida moral cristiana, se presenta como una parábola, una inmensa metáfora, un héroe regeneracionista de otros tiempos. Ni odia a quienes le odian, ni cabe en él resentimiento alguno, ni se le aprecia la más mínima debilidad de espíritu. Se desliza, en consecuencia, por los caminos de la utopía arcangélica. Su final violento, presentido desde el comienzo de la representación, remite la muerte de Jesús tras la traición de Judas (Boniface). Remite también a la muerte de Max Estrella en Luces de Bohemia.

Ignacio del Moral (San Sebastián, 2-9-57), séptimo de nueve hermanos, se traslada con su familia a los 3 años a Madrid, lugar donde desarrolla sus estudios biológicos que no concluye, dando sus primeros pasos en el teatro como actor. Su obra es ya extensa y abarca diversos ámbitos, siendo autor de más de 30 piezas dramáticas, tales como Soledad y ensueño de Robinsón Crusoe (1983 y 1999), No hay función por defunción (1985), Aquarium (1989) y Fugadas (1994), y por las que ha recibido los premios SGAE y Hogar Sur de Teatro de Comedias. Esta experiencia dramatúrgica le será de utilidad en su labor como guionista de cine y tv, ya que ha colaborado en las series Ay, Señor, Señor, Farmacia de guardia, Abogados, Hermanas, El comisario, aunque curiosamente no participó en el guión de Bwana, la versión cinematográfica de La mirada del hombre oscuro, su obra más emblemática. Precisamente estas Páginas arrancadas... supuso un regreso a la creación teatral, una fórmula de escritura diferente y un ademán de desintoxicación televisiva. Enmarcado en la generación «del realismo crítico urbano», procedente del magisterio de Cabal y Alonso de Santos, «un teatro de compromiso social» que «critica el sistema de vida, el abandono de la existencia mismo, por eso su obra la protagonizan seres abandonados, como P., que no saben dónde hallan un fundamento sólido desde el que vivir», y un teatro que «presenta sus historias como un fluir de convenciones sin sentido –responsabilidades adquiridas, imposiciones existenciales- en las que todos los personajes viven sumergidos». Estas páginas arrancadas, escritas entre diciembre de 1993 y enero de 1994, son retazos, en los que se alternan momentos de relax con momentos de angustia y tensión, que forman parte de un todo que el lector debe componer y completar. Odio, auxilio, muerte, sueños, fraternidad, ilusión, dolor, abismo de la muerte, dificultad para olvidar el pasado, desconfianza, temor, miedo, ansiedad, familia, sana curiosidad, son sensaciones, sentimientos que pululan por las páginas de este diario tan próximo a nosotros (como a la Asistenta) y, a su vez, tan lejano.

84-605-6813-X

Ficha técnica

Editorial
Ed. de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos

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