Manos de ceniza

Manos de ceniza emerge de la más absoluta tiniebla y discurre a través de un imaginario expresionista dominado por claroscuros barrocos. 

Mediante una poética muy personal en la que por momentos aparecen trazos valleinclanescos, Antonio Espejo nos conduce por el submundo de los despojos humanos de la guerra, en los que solo a través de la inocencia es posible sobrevivir. 

«Muerte por fuego. Cremación. Acto de dispersar las cenizas. Hacerlas desaparecer, como quien se sacude, incómodo, las derramadas por el cigarrillo mal liado sobre la solapa de la americana. Pero también esas cenizas pueden ser lo único que queda de algo que fue y ha desaparecido, dejando únicamente un rastro liviano, pero persistente: la memoria».

Del prólogo de Rodolf Sirera.

Personajes Obra