El salto de Darwin / Kassandra

El salto de Darwin es un texto que festeja la paz. En este momento en que nuestra contemporaneidad está inventando guerras de todo tipo y a toda hora —como si no hubiéramos recibido bien la lección de lo que fue el siglo XX—, esta obra viene a alertarnos de que la condición humana puede en cualquier instante regresar como especie a un estado animal. En las road movies los personajes siempre parten de sus casas buscando un mundo mejor —una tierra prometida—, para construir una vida mejor: a esto mismo nos invita El salto de Darwin. (Sergio Blanco)

Nos alegra pensar que Kassandra renace para conmovernos con su fragilidad y su fe. Nos habla en su desarticulada lengua, busca palabras en un inglés de pura supervivencia. Y es esa supervivencia la que nos enmudece con su humor, con sus ganas de vivir y, al tiempo, con el peso de su vida. Vive al filo de la precariedad en todos los sentidos, por eso habla así, desde esa inseguridad. El autor parece que ya no cree en la lengua, en una lengua. ¿Desde dónde encontrar la civilización, el respeto, la dignidad? ¿Qué lengua procura esto? (Natalia Menéndez)