Australia

Australia —dice el crítico y dramaturgo chileno César Farah en su presentación de la obra— pone en tensión los valores burgueses […] y sostiene sólidas filiaciones con el absurdo, particularmente con Beckett, precisamente por su oscuridad, su mirada crítica, divertida a veces y, sobre todo, desesperada por encontrar un hálito de humanidad en un mundo que parece caerse a pedazos”. Es —dice más adelante— “una obra reflexiva, filosófica y con un potencial escénico mayor, especialmente si se toma en cuenta la universalidad de los conflictos que expone, así como el mundo misterioso, oscuro y los personajes fascinantes que articula”.

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