ISBN: 84-936549-2-2
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En los siglos XVI y XVII no existían las revistas de moda, ni catálogos de tiendas de novedades. Los modelos se divulgaban casi siempre gracias a las muñecas vestidas al gusto del momento. Pero la mayoría de estas muñecas se han perdido irremediablemente. Por lo tanto, hay que recurrir a fuentes manuscritas -capítulos matrimoniales, inventarios, cuentas de comerciantes, etc.- y a documentos impresos -crónicas, novelas, obras de teatro, etc.-, puesto que la moda influye tanto en la literatura como en el lenguaje. Por último, hay que recurrir a los retratos, pintados o esculpidos y conceder una importancia especial a los auténticos vestidos que han llegado hasta nuestros días formando parte de colecciones públicas y privadas de todo el mundo. No creemos que la historia del vestido deba reducirse a la del desarrollo de una industria de lujo, sino que fundada en bases estrictamente históricas, tiene que ilustrar de modo típico y pintoresco el carácter y el espíritu de un pueblo y de una época determinados.
