La tragicomedia del gallo de Morón

Aprovechando la sinergia creada por el Castillo de las Artes, en Morón de la Frontera, un grupo de escritores integrado por Raúl Cortés, Mila Guerrero, Marcos Martínez, Jesús I. Mateo, Antonio Miguel Morales y José Carlos Valverde, bajo la coordinación de Alonso Amaya, se embarcaron en la aventura de revisitar la leyenda de El Gallo. El fruto de esa travesía es La Tragicomedia del Gallo de Morón, una obra que reflexiona sobre la violencia que se ejerce sobre el pueblo, amparada en un marco legal que, en la mayoría de las ocasiones, asiste a la clase dominante.

Pero no debemos quedarnos en la superficie. La cuestión de fondo no es solo la crítica al poder ejercido despóticamente por el tirano Esquivel, protagonista de la obra, que a modo de espejo nos puede traer a colación algunos reflejos de nuestra contemporaneidad, sino quizá también la reflexión sobre la licitud o no de su linchamiento público.

La escritura colectiva de la pieza se erige como acto de fe, ya que lejos de una visión aleccionadora del mito, los diversos puntos de vista aportan a la Tragicomedia una configuración poliédrica tal que el lector –y los futuros espectadores- deberá medir con precisión para encontrar en ella sus propias verdades individuales, si es que estas existen.