Bestiario de teatro

El teatro es una extraña República que visitamos de vez en cuando y en la que algunos nos quedamos a vivir. Se podría afirmar que más que un territorio externo, forma parte de nuestro propio código genético.

Lleva entre nosotros desde el instante en que empezamos a entender que nuestros actos tenían consecuencias ; desde que comenzamos a preguntarnos por nuestro origen o a sentir el vértigo que nos provoca el amor y la muerte. En suma, desde el momento en que empezamos a ser conscientes de nuestra existencia y, a la vez, comenzamos a asustarnos y gozar con ella.

Desde entonces no hemos dejado de hacernos preguntas. El teatro nos ha ofrecido algunas respuestas o quizá simplemente nos ha servido para contemplar nuestra indefensión y nuestro desamparo.

En este bestiario se recoge la experiencia alucinada de un par de viajeros atrapados por el teatro; secuestrados, quizá por él. Nos relatan su viaje a través de la descripción de las bestias que pueblan aquel territorio tan lejano y a la vez tan interno.

Las palabras alucinadas que lo pueblan están acompañadas de pinturas no menos delirantes. Ambos discursos entrelazando imagen y palabra, comparten con nosotros el placer que proporciona el tránsito entre lo real y lo imaginario; ese territorio donde todo es posible y en el que se ha desenvuelto siempre el teatro.